miércoles, 3 de junio de 2009

La Línea


Siempre me siento en la tranquera a mirar, recorro con mis ojos el camino hasta toparme con el horizonte y me pregunto << ¿Qué hay más allá? >>. Hernández me dice que algún día vaya y me fije, pero me da miedo, (él sabe que no lo voy a hacer). Cuando algo toca el horizonte desaparece. Yo no quiero desaparecer.
Un día de viento por allí vino una señora. Estaba yo mirando la línea y de a poco veía su figura que se descubría paso a paso hasta que cuando salió del todo se agrandaba cada vez más. Sin darme cuenta la tenia a unos metros.
- ¿Qué hay más allá señora?
Se me quedó mirando un largo rato. Se hizo de noche y seguía mirándome como una estatua. Cuando pensé en volver a preguntarle me dijo:
- Lo que estas buscando. Y se fue.
<< ¿Qué buscaba yo? >>.
Le conté a Hernández y me dijo que estaba loco, que nadie había pasado del otro lado de la tranquera, pero no le creí del todo. Yo siempre le creo, porque él no dice mentiras y sabe todo lo que pasa de este lado de la tranquera, de nuestro lado.
A la noche siguiente soñé con la vieja, en su cara había muchas arrugas, de esas que se hacen con el sol. Entre cada pliegue de su piel había palabras. Después de un rato las leí, ahí me decía todo lo que buscaba.
Me despertó un calor sofocante, agarré mi mochila, entré al comedor y me robé el cuchillo más grande sin que la Clota se de cuenta, porque ella duerme ahí. Y seguía durmiendo cuando me robé el cuchillo. Hernández también dormía y gracias a mi durmió para siempre.
Me fui, allí donde está el horizonte dejando gotas de sangre que se hundían en la Tierra.

Texto y Foto: Bc. 06

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