lunes, 21 de diciembre de 2009

El ladrón de recuerdos

a las mismas dos...


Un instante, un segundo, un minuto, un lapso de tiempo sin tiempo. Una brisa, un viento, una gota, una hoja, dos hojas, un árbol o un arbusto. Ellas tres sentadas gozando de eso sin explicación, tan suyo, tan de nadie.

¡Eh! ¡No leas! Es de ellas, ¡se los estas robando! Bueno, total no vas a entenderlo. Solo ellas saben y sabrán siempre. Jamás, como ningún recuerdo ajeno vas a poder experimentarlo. Ni vos, ni yo, ni ellos, ni aquellos.

Tres instantes unidos en uno mismo. Cada uno diferente e igual. Tres segundos, tres minutos, tres vidas, una vida.

Allí estaba esa foto tan bonita y nadie para retratarla. Espectacular era ver aquello tan simple, tan complejo. Tres pares de pies se regocijaban en el verde pasto. Tres cuerpos inmóviles saboreaban el aire fresco. Seis manos, sesenta dedos de los cuales cada nervio inspiraba ese que se yo.

Así transcurría el tiempo sin horas. Y transcurriría luego como un vivaz recuerdo. Por lo menos así me imaginó todo yo.


babia 09.


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